Una infiltración consiste en introducir una substancia mediante una jeringuilla en la zona del cuerpo en la que el paciente presente la patología y/o dolor. El objetivo del tratamiento por infiltraciones localizadas es sobre todo, rebajar el dolor y acelerar el proceso de curación. El hecho que la infiltración sea tan local permite que el medicamento vaya directo al tejido que se desea tratar y por tanto permite obtener resultados más rápidos y duraderos